Función secretario
Alumno: Alfredo Terrazas Lara
Querétaro, Qro. a 15 de Noviembre del 2001
“bosques tristes, solitarios,
de mi pena secretarios”
Du Bellay
INTRODUCCIÓN
La primera vez que escuche hablar sobre
la función secretario, no comprendía a que era lo que se hacía referencia, me
remití a la lectura que aquel maestro nos había recomendado, pero por aquel
entonces no quedo totalmente claro, lo que sucedió después fue una nueva
re-lectura aunada a mi experiencia con mi secretario que me permitieron
comprenderla mejor.
Una de las primeras preguntas que me
asaltaron fue: ¿Qué es lo que tiene que ver la función secretario con la
clínica?, descubrí entonces que tenía mucho que ver y además comprendí que
también tenía que ver con la investigación en psicoanálisis o la fábrica de
caso.
Luego de revisar la revista Litoral 25/26
en relación a la función secretario me remití al seminario de Lacan, Las
Psicosis, clase 16 del 25 de Abril de 1956, y quede capturado por la siguiente
frase:
“Aparentemente nos contentaremos con
hacer de secretarios del alienado. Habitualmente se emplea esta expresión para
reprochar a los alienistas su impotencia. Pues bien, no sólo nos haremos sus
secretarios, sino que tomaremos su relato al pie de la letra; precisamente lo
que siempre se consideró que debía evitarse.”
Y me pareció que más de un par de cosas
que se pudieran decir en relación a la función secretario, giraban o tenían que
ver en mucho con esta frase.
DESARROLLO
Liberto empleado en los asuntos oficiales[1], definición de Tácito para
definir secretario, en la cual implica ese secretario escribe en el lugar de y
para el otro. El secretario de la antigua roma tenía que ver con los asuntos
confidenciales de los patricios, por lo que
desempeñaba un trabajo retribuido y no era tratado pues como un esclavo, ya que
de ninguna manera realizaba trabajo alguno que no estuviese estrictamente
relacionado a su función. Sabemos pues que ese secretario ocuparía un segundo
lugar, no de subordinado, ni de simple intermediario.
Ahora bien esto de la función secretario
retomado por el psicoanálisis pretende renovar esa función que en los
alienistas caía en des-uso. La intención me parece es poner en alerta sobre la
escucha y no quiero decir “la buena escucha” porque eso no dice nada, es
necesario tomar el discurso del analizante en su completa dimensión textual,
funcionando como secretario y todavía más allá. Sabemos que el analista no se contenta
solamente con escuchar lo que el analizante dice, ni comprenderlo, lo cual es
puro espejismo.
Si Freud habla de la asociación libre y la
atención flotante, como la principal herramienta para el análisis en la
clínica, aunada a la interpretación de lo que el sujeto dice. Lacan encontrara
mucho más amplio la función de escuchar al otro. Antes de hablar sobre la
escucha, esta primero lo que dice el otro. Es en el discurso del analizante,
como palabra que realiza la verdad del sujeto, es el inconsciente del que nos
habla Lacan, articulado como un lenguaje. Aún cuando no este reconocido. Eso
inconsciente como aquello que es vencido por la acción de la represión y que
retorna, siempre esta ahí, y se expresa de forma muy bien articulada en los
síntomas y en muchos otros fenómenos.
“En este terreno, el secretario es su
propio amo: define por sí mismo su estrategia discursiva en función de las
circunstancias” [2]
Es necesario del secretario en extremo
hábil que permita la producción de la palabra, y no sólo que permita, que actúe
en el momento de su producción, señalando, permitiendo una decantación de
significados propios al sujeto, que permitan un tiempo, tiempo para
elaboración.
“ En otros términos, para ser un buen
secretario conviene saber muchas cosas, pero callar muchas más”[3]
La palabra para el sujeto que la dice,
cuestión en estrecha relación con lo que el sujeto tiene que realizar en el hic
et nunc.
Así pues el secretario requiere del Savoir
faire, saber hacer; hacer con aquella palabra, tanto quien la escucha, como
quien la dice, uno la trabaja puntuándola, otro hace. Lacan no solo una vez
menciona y no deja la oportunidad cuando se le presenta para recordarnos la
importancia de la palabra, en el análisis:
“Ya se dé por agente de curación, de formación
o de sondeo, el psicoanálisis no tiene sino un medium: la palabra del paciente.
La evidencia del hecho no excusa que se le desatienda, toda palabra llama a una
respuesta.”[4]
Freud a comparación de la medicina realiza
un desplazamiento radical al novelar (no-velar) sus casos en los que incluye
una dinámica familiar, y el discurso de su paciente, incluyendo algo de sí
mismo en sus escritos.
Pero es necesario que dicho secretario de
su lugar al otro, como amo y señor de su locura, dándole así su lugar como el
dueño del saber, y ubicarse en aquel lugar de ignorante del sujeto, dar ese
lugar de no-nulo, al loco, que aparentemente no sabe de sí mismo.
Secretario como servidor anónimo que
trabaja tras bambalinas, pone al servicio de su amo su trabajo debiendo quedar
borrada su palabra, pues su discurso no le pertenece, actúa en nombre de su
amo, trabajando con secretos debe jurar fidelidad a su amo. Éste secretario no
deberá olvidar que su interés es el interés de su amo únicamente, no pretender
para su amo lo que le es bien para él.
Encargado de plasmar aquellas ideas que su
amo quiere articular sin llegar a proponer como interpretador, sino como vía de
escritura, como brazo de su amo que escribe de un dictado.
Torquato Acceto nos llama la atención sobre
lo que es el simular y el disimular en la función secretario; nos dice sobre la
simulación que: “Sin embargo, goza de tan mala consideración que creo que
mayormente necesario prescindir de ella”. [5]
Pero en cambio cómo nos habla sobre la
disimulación: “...la cual, en cambio, no es engaño; y hasta en un sentido muy
moderado no se debe recurrir a ella si no es por un grave motivo, de tal manera
que se escoja como el mal menor, más aún, con el objeto de un buen fin.”[6]
Entonces será necesario considerar la
disimulación como una de las cualidades para un buen secretario. Es pues
necesario disimular para poder colocarse en una posición de escucha
permitiendo, y ser el vehículo del discurso del amo.
Si en la clínica del psicoanálisis se hace
imprescindible la función secretario, me parece que en la fábrica de caso sea
la misma necesidad, puesto que al investigar y tan sólo se tiene material
escrito, es necesario tan sólo escuchar lo que el escrito nos dice al pie de la
letra, sin intentar crear toda una serie de interpretaciones y suposiciones que
no será posible justificar. Dejemos pues que aquel nos diga lo que tiene que
decirnos, prestemos una escucha atenta y una pluma que permita plasmar el
discurso del otro.
CONCLUSIONES
La propuesta de incluír la función
secretario dentro de la práctica clínica; dando importancia a la escucha tal y
como la realizaban los primeros secretarios de la antigua roma, me parece que
merece todo derecho de ser incluida. Permitiendo el acercamiento con aquellos
pacientes que Freud percibia ajenos a la transferencia, sea pues la función
secretario un acercamiento de ese que nos parece ajeno a su discurso.
BIBLIOGRAFÍA
La función secretario, Revista Litoral
25/26, mayo de 1998, Edelp.
Lacan, J. Seminario Las Psicosis, Clase del
25 de Abril de 1956.
Torquato Accetto, De la disimulación
honesta. Colección libros artefacto, Escuela Lacaniana de Psicoanálisis,
México, 2001.
Tesis: “Función secretario: relación
transferencial en las psiscosis”, desarrollada por Velia Herrera Rivera, Marzo
del 2001.
[1] La palabra confiscada, Mireille Blanc-Sanchez, Revista Litoral
25/26
[2] Mireille
Blanc-Sanchez, Revista Litoral 25/26 Lafunción secretario, artículo: La palabra
confiscada. P.18
[3] Ibid. P. 19
[4] Escritos 1, Cap.
Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis.
[5] Toquato Acceto,
De la disimulación honesta, ver bibliografía citada. P. 73
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