sábado, 29 de junio de 2013

Función secretario




Función secretario



Alumno: Alfredo Terrazas Lara
Querétaro, Qro. a 15 de Noviembre del 2001


“bosques tristes, solitarios,


 de mi pena secretarios”


Du Bellay

 

INTRODUCCIÓN




La primera vez que escuche hablar sobre la función secretario, no comprendía a que era lo que se hacía referencia, me remití a la lectura que aquel maestro nos había recomendado, pero por aquel entonces no quedo totalmente claro, lo que sucedió después fue una nueva re-lectura aunada a mi experiencia con mi secretario que me permitieron comprenderla mejor.

Una de las primeras preguntas que me asaltaron fue: ¿Qué es lo que tiene que ver la función secretario con la clínica?, descubrí entonces que tenía mucho que ver y además comprendí que también tenía que ver con la investigación en psicoanálisis o la fábrica de caso.

Luego de revisar la revista Litoral 25/26 en relación a la función secretario me remití al seminario de Lacan, Las Psicosis, clase 16 del 25 de Abril de 1956, y quede capturado por la siguiente frase:

“Aparentemente nos contentaremos con hacer de secretarios del alienado. Habitualmente se emplea esta expresión para reprochar a los alienistas su impotencia. Pues bien, no sólo nos haremos sus secretarios, sino que tomaremos su relato al pie de la letra; precisamente lo que siempre se consideró que debía evitarse.”

Y me pareció que más de un par de cosas que se pudieran decir en relación a la función secretario, giraban o tenían que ver en mucho con esta frase.




DESARROLLO


Liberto empleado en los asuntos oficiales[1], definición de Tácito para definir secretario, en la cual implica ese secretario escribe en el lugar de y para el otro. El secretario de la antigua roma tenía que ver con los asuntos
confidenciales de los patricios, por lo que desempeñaba un trabajo retribuido y no era tratado pues como un esclavo, ya que de ninguna manera realizaba trabajo alguno que no estuviese estrictamente relacionado a su función. Sabemos pues que ese secretario ocuparía un segundo lugar, no de subordinado, ni de simple intermediario.

Ahora bien esto de la función secretario retomado por el psicoanálisis pretende renovar esa función que en los alienistas caía en des-uso. La intención me parece es poner en alerta sobre la escucha y no quiero decir “la buena escucha” porque eso no dice nada, es necesario tomar el discurso del analizante en su completa dimensión textual, funcionando como secretario y todavía más allá. Sabemos que el analista no se contenta solamente con escuchar lo que el analizante dice, ni comprenderlo, lo cual es puro espejismo.

Si Freud habla de la asociación libre y la atención flotante, como la principal herramienta para el análisis en la clínica, aunada a la interpretación de lo que el sujeto dice. Lacan encontrara mucho más amplio la función de escuchar al otro. Antes de hablar sobre la escucha, esta primero lo que dice el otro. Es en el discurso del analizante, como palabra que realiza la verdad del sujeto, es el inconsciente del que nos habla Lacan, articulado como un lenguaje. Aún cuando no este reconocido. Eso inconsciente como aquello que es vencido por la acción de la represión y que retorna, siempre esta ahí, y se expresa de forma muy bien articulada en los síntomas y en muchos otros fenómenos.

“En este terreno, el secretario es su propio amo: define por sí mismo su estrategia discursiva en función de las circunstancias” [2]

Es necesario del secretario en extremo hábil que permita la producción de la palabra, y no sólo que permita, que actúe en el momento de su producción, señalando, permitiendo una decantación de significados propios al sujeto, que permitan un tiempo, tiempo para elaboración.

“ En otros términos, para ser un buen secretario conviene saber muchas cosas, pero callar muchas más”[3]

La palabra para el sujeto que la dice, cuestión en estrecha relación con lo que el sujeto tiene que realizar en el hic et nunc.
Así pues el secretario requiere del Savoir faire, saber hacer; hacer con aquella palabra, tanto quien la escucha, como quien la dice, uno la trabaja puntuándola, otro hace. Lacan no solo una vez menciona y no deja la oportunidad cuando se le presenta para recordarnos la importancia de la palabra, en el análisis:

“Ya se dé por agente de curación, de formación o de sondeo, el psicoanálisis no tiene sino un medium: la palabra del paciente. La evidencia del hecho no excusa que se le desatienda, toda palabra llama a una respuesta.”[4]

Freud a comparación de la medicina realiza un desplazamiento radical al novelar (no-velar) sus casos en los que incluye una dinámica familiar, y el discurso de su paciente, incluyendo algo de sí mismo en sus escritos.

Pero es necesario que dicho secretario de su lugar al otro, como amo y señor de su locura, dándole así su lugar como el dueño del saber, y ubicarse en aquel lugar de ignorante del sujeto, dar ese lugar de no-nulo, al loco, que aparentemente no sabe de sí mismo.

Secretario como servidor anónimo que trabaja tras bambalinas, pone al servicio de su amo su trabajo debiendo quedar borrada su palabra, pues su discurso no le pertenece, actúa en nombre de su amo, trabajando con secretos debe jurar fidelidad a su amo. Éste secretario no deberá olvidar que su interés es el interés de su amo únicamente, no pretender para su amo lo que le es bien para él.

Encargado de plasmar aquellas ideas que su amo quiere articular sin llegar a proponer como interpretador, sino como vía de escritura, como brazo de su amo que escribe de un dictado.

Torquato Acceto nos llama la atención sobre lo que es el simular y el disimular en la función secretario; nos dice sobre la simulación que: “Sin embargo, goza de tan mala consideración que creo que mayormente necesario prescindir de ella”. [5]

Pero en cambio cómo nos habla sobre la disimulación: “...la cual, en cambio, no es engaño; y hasta en un sentido muy moderado no se debe recurrir a ella si no es por un grave motivo, de tal manera que se escoja como el mal menor, más aún, con el objeto de un buen fin.”[6]
Entonces será necesario considerar la disimulación como una de las cualidades para un buen secretario. Es pues necesario disimular para poder colocarse en una posición de escucha permitiendo, y ser el vehículo del discurso del amo.

Si en la clínica del psicoanálisis se hace imprescindible la función secretario, me parece que en la fábrica de caso sea la misma necesidad, puesto que al investigar y tan sólo se tiene material escrito, es necesario tan sólo escuchar lo que el escrito nos dice al pie de la letra, sin intentar crear toda una serie de interpretaciones y suposiciones que no será posible justificar. Dejemos pues que aquel nos diga lo que tiene que decirnos, prestemos una escucha atenta y una pluma que permita plasmar el discurso del otro.













CONCLUSIONES


La propuesta de incluír la función secretario dentro de la práctica clínica; dando importancia a la escucha tal y como la realizaban los primeros secretarios de la antigua roma, me parece que merece todo derecho de ser incluida. Permitiendo el acercamiento con aquellos pacientes que Freud percibia ajenos a la transferencia, sea pues la función secretario un acercamiento de ese que nos parece ajeno a su discurso.


BIBLIOGRAFÍA


La función secretario, Revista Litoral 25/26, mayo de 1998, Edelp.

Lacan, J. Seminario Las Psicosis, Clase del 25 de Abril de 1956.

Torquato Accetto, De la disimulación honesta. Colección libros artefacto, Escuela Lacaniana de Psicoanálisis, México, 2001.

Tesis: “Función secretario: relación transferencial en las psiscosis”, desarrollada por Velia Herrera Rivera, Marzo del 2001.








[1] La palabra confiscada, Mireille Blanc-Sanchez, Revista Litoral 25/26

[2] Mireille Blanc-Sanchez, Revista Litoral 25/26 Lafunción secretario, artículo: La palabra confiscada. P.18
[3] Ibid. P. 19
[4] Escritos 1, Cap. Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis.
[5] Toquato Acceto, De la disimulación honesta, ver bibliografía citada. P. 73
[6] Ibid. P. 77

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