martes, 2 de julio de 2013

Feliz día del padre

Feliz día del Padre


¿Cómo hablar de la paternidad, cuándo no se ha sido padre? Me podrán decir, y no sin justa razón. Pero aún así, puedo hablar desde un ángulo del que es posible no todos puedan hablar, desde la subjetividad de ser hijo. Si, pues no siendo padre aún, a mis treinta años puedo decir lo que es un padre. Padre es el que está ahí, y no solamente en presencia física, de la mano con la figura de autoridad, aunque no siempre. Desde mi manera de ver difícilmente a como lo muestran los medios de comunicación por lo menos en los primeros años de vida, amigo no es, se es Padre. Figura emblemática y simbólica por excelencia, pues no olvidemos que para muchas religiones el Dios supremo es engendrador y padre. Presencia omnipotente, omnipresente, que todo lo puede, no es acaso la mirada del pequeño hijo. Enloquecedor para unos, indispensable para otros. La paternidad una cuestión de rigurosa fe. Si, hablar de la paternidad, pero entenderla?, hasta que se es Padre?. Investidura de Rey, que acaso pueda ceder lugar cuando un hijo logra dicha posición. “Muera el Rey, viva el Rey” Su muerte como alguien del siglo pasado proponía, su muerte no hace más que imponer su ley en nuestras vidas. Como no entender nuestras vidas sin esa influencia, que nos marca, de por vida. Aun esa ausencia para los que sufren y viven la orfandad  es definitiva.
Ausencia o no del padre, se vive y se sufre con éste significante. Doloroso para un padre sobrevivir a la muerte de un hijo. Para un hijo la muerte del viejo, que significará?, como se arrastran dolores de este tipo?.

Pequeña reflexión dedicada para los que son padres y en especial para mi padre, y también por que no, para mi a quien aún aguarda la paternidad y que como suele decir el dicho popular, al que Dios no le da hijos, el diablo le da sobrinos....

Alfredo Terrazas Lara
Estado de México
A 15 de Junio del 2003. 

El movimiento psicoanalítco como un retorno al humanismo



El movimiento psicoanalítico como un retorno al humanismo

Antecedentes

Hablar de los orígenes del movimiento psicoanalítico lleva impreso de forma imborrable el sello de distintas influencias, que sería difícil pasar por alto. Y me refiero a las primeras influencias que recibió Freud durante y posteriores a sus estudios de medicina.

En 1885, mediante una beca de estudios, Freud viaja a París donde conoce a Jean-Martín Charcot con quien asiste a sus presentaciones en la Salpetriere, donde aprendió de quien diagnosticó con claridad la histeria como una verdadera dolencia y de quien utilizaba ampliamente la sugestión hipnótica para su curación.

Freud puede ver que la clínica de Charcot se postula en términos de observación más que en términos de saber. A Charcot no le interesaba hilvanar teorías, para él es la mirada la que organiza la realidad. El método de Charcot es descriptivo, contra este inmovilismo contemplativo, Freud toma el partido de los exploradores, no se conforma con aprender a ver, piensa, hace falta ir a ver.

Para el año de 1886 Freud se instala como médico en Viena, su arsenal terapéutico se reduce a la electroterapia y la hipnosis. No tarda en abandonar la primera, al darse cuenta de que el éxito del tratamiento eléctrico reside en la pura sugestión. Entonces llega a oídos de Freud la noticia de que en Nancy existe una escuela que utiliza la sugestión, con o sin hipnosis, con fines terapéuticos.
En 1889 decide perfeccionar su formación en la técnica hipnótica y viaja a Nancy: Allí estudia el trabajo de Liébault con mujeres y niños del pueblo y las experiencias de Bernheim con pacientes histéricos de su hospital. Junto a éste, descubre la importancia que tiene, en presencia de fenómenos histéricos, tomar en cuenta la relación médico paciente.






En 1882, tres años antes del encuentro de Freud con Charcot, Breuer consulta a Freud con respecto a una paciente, Bertha Pappenheim (el caso de Anna O, de Estudios sobre la histeria). La descripción del caso lo impresiona. Anna O., joven lúcida e inteligente, cuida con devoción a su padre gravemente enfermo. Un día deja de alimentarse, al punto que le prohíben continuar atendiendo a su padre. Aparecen fuertes ataques de tos (que remedan la enfermedad del padre), seguidos de otros síntomas: estrabismo, parálisis del cuello, cefaleas, mutismo histérico y olvido de la lengua materna. Surgen por último alucinaciones en las que aparecen serpientes. El comportamiento de la joven se hace violento, se desgarra la ropa, etc.
El 5 de Abril de 1881, el padre muere. La joven sufre trastornos visuales y se agrava su anorexia. Breuer pasa muchas horas del día con la paciente y le da de comer personalmente, al punto que Anna O. Sólo acepta los alimentos que él le ofrece. Breuer utiliza entonces la hipnosis, con la idea de hacer que su paciente hable, que relate sus fantasmas y, en consecuencia, el comienzo de sus síntomas. Estos desaparecen bruscamente. Es el descubrimiento del método catártico. Según este método la sola verbalización del conflicto y de las situaciones conectadas con la aparición del síntoma resultaba eficaz para que, aunque temporalmente, los síntomas desaparecían. Los eventos que se desencadenaron después de varios meses de trabajo hipnótico, en que el hablar mejoraba la sintomatología de la paciente, fueron descritos por ella como “la cura de la limpieza de chimenea” o “la cura por la palabra”.

La esposa de Breuer comienza a sentir celos de esta paciente, que por las características de su sintomatología, ocupa un lugar de privilegio en la atención de su marido.

Este elemento transferencial (advertido por la señora de Breuer, aunque ocultado por su marido) intimida tanto a  Breuer, que éste decide salir de viaje inmediatamente con su mujer. Anna vuelve a llamarlo a mitad de la noche porque sufre cólicos abdominales.
  
Breuer presencia una especie de alumbramiento histérico, durante el cual la paciente deja escapar las siguientes palabras: “Está llegando el hijo que tengo del Dr. Breuer”. Éste aterrado, parte enseguida a Venecia, donde engendrará una pequeña Breuer.  Después de la interrupción del tratamiento, Breuer declara curada a Anna O. Aunque la paciente no haya estado realmente “curada”. La huida de Breuer llama la atención de Freud. Breuer no repuesto de sus emociones en que se contempla la publicación de Estudios sobre la histeria, desea que el problema del amor de transferencia sea revelado al mundo. Evidentemente, descubrir el deseo sexual de Anna O. Por él atemoriza a Breuer, porque a la vez saca a la luz su propio deseo por la paciente (idea que él rechaza). En el caso de Anna O. Estaba ya latente, en espera de su ulterior desarrollo conceptual y técnico, el instrumento constituido por la transferencia y la contra transferencia.

Un segundo descubrimiento del psicoanálisis deriva del caso del la Srita. Elizabeth Von. R., descrito por Freud. Esta joven mujer de 24 años caminaba con la parte superior de su cuerpo inclinado hacia delante y no hacía uso de ningún soporte. Sufría dolores mal definidos en la cara anterior de los muslos, donde su piel era hiperalgésica. Al igual que Anna O., Elizabeth era inteligente, había perdido al padre y su caso se diagnostico como histeria. La aplicación del método catártico mediante la inducción hipnótica parecía el modo más eficaz de ayudar a la paciente en la producción de relatos, palabras e información. Una primera circunstancia afortunada resultaba de que ni Freud era buen hipnotista, ni Elizabeth era fácil de hipnotizar. Por tanto Freud utilizó el recurso de hacer presión con sus manos sobre la frente de la paciente, mientras ella estaba tendida en el diván, insistiendo reiteradamente en que evocara las situaciones y circunstancias relacionadas con los síntomas que la aquejaban, así como las situaciones traumáticas con ellos relacionados. El resultado fue un fluir de las ideas, palabras, pensamientos, en una palabra, el discurso, que no sólo cumplía la función terapéutica de la catarsis, sino también descubría al Freud investigador, los estratos debajo de la conciencia, aquellos que estaban más directamente relacionados con la producción de síntomas. Se descubrió que el dolor que Elizabeth sufría en los muslos, se localizaba precisamente en el lugar donde su padre apoyaba sus pies cuando estaba enfermo y ella lo cuidab
 Asimismo se fue haciendo evidente que la paciente se reprochaba gravemente el haber albergado el secreto deseo de muerte de su padre con el objeto de adquirir su libertad. Se descubrió también la envidia y la rivalidad hacia su propia hermana que había podido contraer matrimonio con el hombre hacia quien Elizabeth sentía una tierna atracción.
La tolerancia de la paciente a la aparición en su conciencia de lo que habían sido deseos, sentimientos y pensamientos, relegados hasta entonces fuera de ese campo, propiciaron la desaparición de los síntomas. Simultáneamente, Freud se percataba de la nueva perspectiva ante la que se hallaba y sin duda de la inmensa importancia del inconsciente, ese nuevo espacio mental que se encontraba frente a él, y de las leyes aún ocultas que lo regían.
Elizabeth Von. R. Es también en otra afortunada circunstancia, quien ofreció a Freud la oportunidad de descubrir la llamada asociación libre y su enorme valor técnico al favorecer el acceso al inconsciente. Sucedió así: algunas ideas clave, que iluminaban la comprensión dinámica de los síntomas, eran obtenidas tras larga insistencia de Freud y presión de sus manos sobre la frente de la paciente. La insistencia verbal de Freud, se enfrentó a una reflexión por parte de ella, justo cuando él había logrado la pieza de su rompecabezas: “ Me hubiera dicho que esto era lo que quería saber. Yo ya lo había pensado varias veces, pero Usted me interrumpía con su presión y sus palabras”.
Freud decidió entonces dejar a un lado toda presión y recomendó a su paciente decir, simplemente todo aquello que apareciera en su mente, sin importar orden ni sentido. Este es el origen de la aplicación de la asociación libre en psicoanálisis.
El método catártico y el de la asociación libre fueron los procedimientos terapéuticos más tempranos en la historia del psicoanálisis.  
 
Ahora si Ustedes me lo permiten quiero regresar al titulo de esta conferencia: El movimiento psicoanalítico como un retorno al humanismo. Freud tenía una formación médico neurológica, donde se privilegiaba lo fisiológico para explicar los fenómenos orgánicos, pero supo atraerse a la psiquiatría dinámica en la que el hipnotismo sugería la entrada a áreas desconocidas de la mente.
La intuición integrativa de Freud, logró la fusión de las corrientes ideológicas derivadas del humanismo clásico, Helénico. Por lo que los postulados freudianos se sustentan en una visión integrada del hombre, en la que el hombre es mente y cuerpo, familia y sociedad, interacción objetal y relación con su cuerpo; poseedor de un mundo objetal interno y está inmerso en un medio social y cultural; nace y crece en un espacio donde la fantasía y la realidad, la mente y el cuerpo interactúan y se influencian permanentemente.