El movimiento psicoanalítico como un
retorno al humanismo
Antecedentes
Hablar
de los orígenes del movimiento psicoanalítico lleva impreso de forma imborrable
el sello de distintas influencias, que sería difícil pasar por alto. Y me refiero
a las primeras influencias que recibió Freud durante y posteriores a sus
estudios de medicina.
En
1885, mediante una beca de estudios, Freud viaja a París donde conoce a
Jean-Martín Charcot con quien asiste a sus presentaciones en la Salpetriere,
donde aprendió de quien diagnosticó con claridad la histeria como una verdadera
dolencia y de quien utilizaba ampliamente la sugestión hipnótica para su
curación.
Freud puede ver que la clínica de Charcot
se postula en términos de observación más que en términos de saber. A Charcot
no le interesaba hilvanar teorías, para él es la mirada la que organiza la
realidad. El método de Charcot es descriptivo, contra este inmovilismo
contemplativo, Freud toma el partido de los exploradores, no se conforma con
aprender a ver, piensa, hace falta ir a ver.
Para
el año de 1886 Freud se instala como médico en Viena, su arsenal terapéutico se
reduce a la electroterapia y la hipnosis. No tarda en abandonar la primera, al
darse cuenta de que el éxito del tratamiento eléctrico reside en la pura
sugestión. Entonces llega a oídos de Freud la noticia de que en Nancy existe
una escuela que utiliza la sugestión, con o sin hipnosis, con fines
terapéuticos.
En
1889 decide perfeccionar su formación en la técnica hipnótica y viaja a Nancy:
Allí estudia el trabajo de Liébault con mujeres y niños del pueblo y las
experiencias de Bernheim con pacientes histéricos de su hospital. Junto a éste,
descubre la importancia que tiene, en presencia de fenómenos histéricos, tomar
en cuenta la relación médico paciente.
En
1882, tres años antes del encuentro de Freud con Charcot, Breuer consulta a
Freud con respecto a una paciente, Bertha Pappenheim (el caso de Anna O, de
Estudios sobre la histeria). La descripción del caso lo impresiona. Anna O., joven
lúcida e inteligente, cuida con devoción a su padre gravemente enfermo. Un día
deja de alimentarse, al punto que le prohíben continuar atendiendo a su padre.
Aparecen fuertes ataques de tos (que remedan la enfermedad del padre), seguidos
de otros síntomas: estrabismo, parálisis del cuello, cefaleas, mutismo
histérico y olvido de la lengua materna. Surgen por último alucinaciones en las
que aparecen serpientes. El comportamiento de la joven se hace violento, se
desgarra la ropa, etc.
El 5
de Abril de 1881, el padre muere. La joven sufre trastornos visuales y se
agrava su anorexia. Breuer pasa muchas horas del día con la paciente y le da de
comer personalmente, al punto que Anna O. Sólo acepta los alimentos que él le
ofrece. Breuer utiliza entonces la hipnosis, con la idea de hacer que su
paciente hable, que relate sus fantasmas y, en consecuencia, el comienzo de sus
síntomas. Estos desaparecen bruscamente. Es el descubrimiento del método
catártico. Según este método la sola verbalización del conflicto y de las
situaciones conectadas con la aparición del síntoma resultaba eficaz para que,
aunque temporalmente, los síntomas desaparecían. Los eventos que se
desencadenaron después de varios meses de trabajo hipnótico, en que el hablar
mejoraba la sintomatología de la paciente, fueron descritos por ella como “la
cura de la limpieza de chimenea” o “la cura por la palabra”.
La
esposa de Breuer comienza a sentir celos de esta paciente, que por las
características de su sintomatología, ocupa un lugar de privilegio en la
atención de su marido.
Este
elemento transferencial (advertido por la señora de Breuer, aunque ocultado por
su marido) intimida tanto a Breuer, que
éste decide salir de viaje inmediatamente con su mujer. Anna vuelve a llamarlo
a mitad de la noche porque sufre cólicos abdominales.
Breuer
presencia una especie de alumbramiento histérico, durante el cual la paciente
deja escapar las siguientes palabras: “Está llegando el hijo que tengo del Dr.
Breuer”. Éste aterrado, parte enseguida a Venecia, donde engendrará una pequeña
Breuer. Después de la interrupción del
tratamiento, Breuer declara curada a Anna O. Aunque la paciente no haya estado
realmente “curada”. La huida de Breuer llama la atención de Freud. Breuer no
repuesto de sus emociones en que se contempla la publicación de Estudios sobre
la histeria, desea que el problema del amor de transferencia sea revelado al
mundo. Evidentemente, descubrir el deseo sexual de Anna O. Por él atemoriza a
Breuer, porque a la vez saca a la luz su propio deseo por la paciente (idea que
él rechaza). En el caso de Anna O. Estaba ya latente, en espera de su ulterior
desarrollo conceptual y técnico, el instrumento constituido por la
transferencia y la contra transferencia.
Un
segundo descubrimiento del psicoanálisis deriva del caso del la Srita.
Elizabeth Von. R., descrito por Freud. Esta joven mujer de 24 años caminaba con
la parte superior de su cuerpo inclinado hacia delante y no hacía uso de ningún
soporte. Sufría dolores mal definidos en la cara anterior de los muslos, donde
su piel era hiperalgésica. Al igual que Anna O., Elizabeth era inteligente,
había perdido al padre y su caso se diagnostico como histeria. La aplicación
del método catártico mediante la inducción hipnótica parecía el modo más eficaz
de ayudar a la paciente en la producción de relatos, palabras e información.
Una primera circunstancia afortunada resultaba de que ni Freud era buen
hipnotista, ni Elizabeth era fácil de hipnotizar. Por tanto Freud utilizó el
recurso de hacer presión con sus manos sobre la frente de la paciente, mientras
ella estaba tendida en el diván, insistiendo reiteradamente en que evocara las
situaciones y circunstancias relacionadas con los síntomas que la aquejaban,
así como las situaciones traumáticas con ellos relacionados. El resultado fue
un fluir de las ideas, palabras, pensamientos, en una palabra, el discurso, que
no sólo cumplía la función terapéutica de la catarsis, sino también descubría
al Freud investigador, los estratos debajo de la conciencia, aquellos que
estaban más directamente relacionados con la producción de síntomas. Se
descubrió que el dolor que Elizabeth sufría en los muslos, se localizaba
precisamente en el lugar donde su padre apoyaba sus pies cuando estaba enfermo
y ella lo cuidab
Asimismo se fue haciendo evidente que la
paciente se reprochaba gravemente el haber albergado el secreto deseo de muerte
de su padre con el objeto de adquirir su libertad. Se descubrió también la
envidia y la rivalidad hacia su propia hermana que había podido contraer
matrimonio con el hombre hacia quien Elizabeth sentía una tierna atracción.
La
tolerancia de la paciente a la aparición en su conciencia de lo que habían sido
deseos, sentimientos y pensamientos, relegados hasta entonces fuera de ese
campo, propiciaron la desaparición de los síntomas. Simultáneamente, Freud se
percataba de la nueva perspectiva ante la que se hallaba y sin duda de la
inmensa importancia del inconsciente, ese nuevo espacio mental que se
encontraba frente a él, y de las leyes aún ocultas que lo regían.
Elizabeth
Von. R. Es también en otra afortunada circunstancia, quien ofreció a Freud la
oportunidad de descubrir la llamada asociación libre y su enorme valor técnico
al favorecer el acceso al inconsciente. Sucedió así: algunas ideas clave, que
iluminaban la comprensión dinámica de los síntomas, eran obtenidas tras larga
insistencia de Freud y presión de sus manos sobre la frente de la paciente. La
insistencia verbal de Freud, se enfrentó a una reflexión por parte de ella,
justo cuando él había logrado la pieza de su rompecabezas: “ Me hubiera dicho
que esto era lo que quería saber. Yo ya lo había pensado varias veces, pero
Usted me interrumpía con su presión y sus palabras”.
Freud
decidió entonces dejar a un lado toda presión y recomendó a su paciente decir,
simplemente todo aquello que apareciera en su mente, sin importar orden ni
sentido. Este es el origen de la aplicación de la asociación libre en
psicoanálisis.
El
método catártico y el de la asociación libre fueron los procedimientos terapéuticos
más tempranos en la historia del psicoanálisis.
Ahora
si Ustedes me lo permiten quiero regresar al titulo de esta conferencia: El
movimiento psicoanalítico como un retorno al humanismo. Freud tenía una
formación médico neurológica, donde se privilegiaba lo fisiológico para
explicar los fenómenos orgánicos, pero supo atraerse a la psiquiatría dinámica
en la que el hipnotismo sugería la entrada a áreas desconocidas de la mente.
La
intuición integrativa de Freud, logró la fusión de las corrientes ideológicas
derivadas del humanismo clásico, Helénico. Por lo que los postulados freudianos
se sustentan en una visión integrada del hombre, en la que el hombre es mente y
cuerpo, familia y sociedad, interacción objetal y relación con su cuerpo; poseedor
de un mundo objetal interno y está inmerso en un medio social y cultural; nace
y crece en un espacio donde la fantasía y la realidad, la mente y el cuerpo
interactúan y se influencian permanentemente.